martes, julio 21, 2015

La tarde desatada


Fuente de Arco (Badajoz). 2015.


Julio ha sido muy caluroso; tan seco quedaba el pasto que olía a sudor de langosto. No sólo el polvo blando en el viento era masticable, también lo era esa modorra que, fantasmagórica, aparece justo al despertar de la siesta, produciendo una sensación onírica en la que no eras tú el que estaba allí, si no más bien una charca de sudor que se filtraba por el torrado jergón.
El primer zumbido fue el del moscón que entra tan galante por la ventana y que tras ver ondear el zapato sale presuroso arrollándose la cristalera, el segundo zumbido: el de la tormenta que se iba fraguando... reflejo de la candela que estos días calentaba la tierra del hortelano.

3 comentarios:

hierro dulce dijo...

Siempre es un deleite para los sentidos volver a bichear en este rincón, donde cuelgas, como si se tratara de amarillentas paredes, instantáneas enmarcadas en luces imposibles, nostálgia del tiempo, viento de otras tierras.

Y reitero "para los sentidos", porque la sensibilidad traspasa la línea inmóvil de la mirada del objetivo, se huela la tierra mojada, se nota la brisa del pasto en la era, y hasta el acorde de un blues se escapa a veces de la guitarra.

No te ausentes demasiado de esta ventana.

Saludos

Yosi dijo...

Me quedo mudo y atónito con tu comentario, deberiámos de asociarnos y que me escribieras los pies de foto, concoces el terruño y lo aprecias, lo justo para una extrema sensibilidad...lo justo para llegar a más humano que sapiens, gracias por el ánimo que me obliga a esmerarme y tocar la "bluenote" de un mundo que desaparece por cada cantero que deja de regarse.
Un abrazo.

hierro dulce dijo...

No sé si me atrevería yo a embarcarme en tan difícil encomienda,ja ja, es torpe, a veces, mi manejo en el juego de las palabras. No soy más que una modesta observadora, desde este otro lado, con arrebatos de inspiración cuando esas imágenes que recoges transmiten algo más que un instante fijo en el horizonte, contienen el mudo lenguaje de las emociones.
Conozco el terruño...ya mis pies andan en volandas por refrescarse en cualquier regajo.

Un abrazo.