martes, julio 21, 2015

La tarde desatada


Fuente de Arco (Badajoz). 2015.


Julio ha sido muy caluroso; tan seco quedaba el pasto que olía a sudor de langosto. No sólo el polvo blando en el viento era masticable, también lo era esa modorra que, fantasmagórica, aparece justo al despertar de la siesta, produciendo una sensación onírica en la que no eras tú el que estaba allí, si no más bien una charca de sudor que se filtraba por el torrado jergón.
El primer zumbido fue el del moscón que entra tan galante por la ventana y que tras ver ondear el zapato sale presuroso arrollándose la cristalera, el segundo zumbido: el de la tormenta que se iba fraguando... reflejo de la candela que estos días calentaba la tierra del hortelano.