SOL DE INVIERNO
Una torcal negra pasa sus alas a ras del monte como si barriera las limaduras que dejó la noche y, casi sin acariciar la escarcha que queda en la impenetrable umbría, sube a las cimas dejando a su paso un rastro de sol tibio que llega del alba. Un sol de invierno que mece suave una solana reseca, fría y vacía de opulentos dioses humanos que yerran crápulas por el asfalto. Preñada de necesidad y afecto se dejará cautivar por los vientos que labraran su tosca fiereza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario