jueves, octubre 04, 2007

POR TIERRAS Y SIEMBRAS
(A través de la piedra tallada)


Llegando a Atapuerca la luz de una tormenta invade la meseta, el viento quiere ir a la contra trayendo la fragancia del pasto maduro.


La majestuosa catedral de Burgos recién maquillada deja que la cansada maquina de Da Vinci apoye sus hierros sobre el muro de su fuente.


Esta plaza pertenece a la villa de Rabel de las Calzadas, soberbia y austera a la vez, tranquila y hospitalaria siempre.


Los peregrinos miden las distancias con el ánimo cargado de esperanza, de paciencia y tesón, un café les espera al fondo, en Hornillos del Camino.


Tan sólo la lluvia permite el alto en el camino, desconocidos que en el reposo se conocen compartiendo sueños y momentos, algo de lectura y serenidad antes de que el sediento camino pida un poco más de agua.



Hontanas, donde el color de Agosto se refugia en sus casas y el camino se vuelve blanco, este pueblo vive en un bajo, protejiendo así a sus casi ochenta habitantes del duro invierno.


Y lo cruzamos con el respeto que se merece, despacio y sin picar espuelas...


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