viernes, septiembre 07, 2018


Sólo cuando uno aprende a quedarse en la total intemperie, sin techo que le proteja del cosmos inmenso, sin paredes que le resguarden de los vientos, sin refugio alguno; sólo cuando uno renuncia a poder disponer de un cercado donde sentirse menos insignificante en el vasto espacio; sólo cuando, con los años, uno aprende a no esperar que la verdad tenga un rostro delimitado y próximo; sólo cuando se ha aprendido, por fin, a no intentar, de mil maneras, salvarse; sólo entonces, la verdad es inhóspita pero profundamente hospitalaria; despiadada como la inmensidad pero acogedora como una amante; vacía como un abismo pero haciéndose sentir con una presencia plena y cálida.

  Marìa Corbí. A la Intemperie

(Embalse del Cancho del Fresno y castaño «El abuelo», Villuercas).